Inicialmente, hay que hablar un poco sobre la comunicación, que es la base de este tema.
La comunicación en sencillas palabras es un proceso básico para la construcción de la vida en sociedad,
como mecanismo activador del diálogo y la convivencia entre sujetos sociales.
La sociedad y la cultura deben su existencia gracias a la comunicación. Es en la interacción comunicativa entre las personas donde, preferentemente, se manifiesta la cultura como principio organizador de la experiencia humana.
Los seres humanos establecen relaciones con los demás por medio de interacciones, entendidas como procesos sociales. Al margen de quién o qué inicie el proceso de interacción, el resultado es siempre la modificación de los estados de los participantes quienes por el recurso a la comunicación se afectan mutuamente.
La Comunicación Educativa parte de la observación de las situaciones comunicativas que se dan en el aula. Haciendo énfasis en el uso de medios y tecnologías, y su influencia o posibilidades de uso, la reflexión sobre la interacción en entornos educativos presenta un enorme potencial para la innovación y su importancia radica en que nos permite precisar los cambios y las variables inmediatas de la experiencia educativa, influenciados por la realidad social que se vive en la escuela, las interacciones entre los actores del proceso educativo, los conflictos, las influencias de la clase social, el lugar en que se vive, las expectativas de vida, la subcultura a la que se pertenece, los conflictos que se desarrollan, las normas que se practican, las creencias, los hábitos, las valoraciones de la cultura ideal y material, las pautas de crianza, las pautas de socialización, en fin, todos los rasgos culturales que se dan en la práctica pedagógica constituyen una ‘materia prima’ que debe ser extraída a fin de comprenderla y transformarla en acción deliberada de los diversos actores implicados en el proceso.
El Proceso de Enseñanza-Aprendizaje como sistema de interacciones:
El proceso enseñanza-aprendizaje es algo complejo que requiere de un proceso de cooperación, producto de la interacción entre los dos sujetos básicos implicados en él: el profesor por un lado, y estudiante por el otro. La enseñanza tiene como propósito fundamental la transmisión de información mediante la comunicación. Esta acción busca dejar una huella en el sujeto que aprende e influirlo de alguna manera, ya sea en forma de conocimientos o en forma de habilidades y actitudes. El proceso de enseñanza provoca cambios en los individuos, mismos que se dan de forma progresiva y circular; se trata de un proceso de intervención y transformación. La enseñanza es un proceso dialéctico, regido por algunas condiciones fundamentales que la hacen posible; se trata de un proceso estrechamente vinculado con la actividad del ser humano, un proceso que condiciona sus posibilidades y aptitudes para conocer, comprender y transformar la realidad de su entorno. La enseñanza se fundamenta en la consecución de ciertos objetivos, entre los que destaca la apropiación de contenidos por parte de los sujetos que aprenden.
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